Veo todo como un rompecabezas. Me interesa armonizar elementos aparentemente incongruentes con el fin de destacar la interconexión real en todo. En particular me fascinan los objetos desechados porque son un espejo de nuestra sociedad. Al reusar objetos cargados de historias y significados previos, agrego elementos de sorpresa, descubrimiento y humor a mi obra. La fusión final presenta al público una meditación sobre nuestra cultura de consumo, proponiendo un mejor aprovechamiento de nuestros recursos, ya sean humanos, naturales, o fabricados. La naturaleza desechable de mis obras se entiende de manera implícita por el deterioro inevitable de los materiales que reutilizo, pero también invita al público a vivir el presente a través de obras creativas temporales. Inspirando a ese impulso compartido que todos llevamos por contemplar y crear, es como presento nuevas maneras de escribirnos, de contarnos, de narrarnos...de intervenirnos.
"Encaminadora del color. Emily C-D, ecuánime en el brevisimo cromatismo, hasta la vehemencia sutil de construir figuraciones entre lo simblico y lo concreto, nace de una profunda experiencia no sólo personal sino comunitaria, advertida, placentera y negociadora. Ella rastrea el contexto y lo incorpora, transgrede la cotidianidad, prioriza el entusiasmo de los participantes, niños y jóvenes: que le devuelven sonoridad y colorido a la pieza. El proyecto se reconstruye, pasa de simples cacharros elevados al ritmo de una escultórica pieza, única, autentica, pero efímera." —Víctor Fuentes, del católogo de la exposición "Intervenida" en Julio Fine Arts Gallery en la Universidad de Loyola en Baltimore, Estados Unidos